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Un mundo místico lleno de aventuras

Capítulo 1: El nacimiento de Bijou

En los albores del universo existí­a un ser, que superaba a todos los dioses. Su nombre era Legel. El poseí­a el don de crear materia de la nada o regresarla al principio de los tiempos.
Legel creó un continente bello y grande. Este continente no existia en el mundo eterno, sino en un mundo paralelo en tiempo y espacio. Legel compartía su poder con los dioses e insufló nueva vida en el continente.

Legel amaba el continente igual que a sus moradores, que a su vez amaban a Legel. Los moradores vivían en armoní­a con la naturaleza creada por Legel y se alegraban de gozar de su protección. Muchos dioses envidiaban el poder de Legel y repudiaban su benevolencia. Cegados por la codicia, los dioses se unieron y enviaron a Legel al lado oscuro del espacio eterno.

Antes de ser enviado al lado oscuro, Legel creó a Bijou, un ser hecho a su imagen y semejanza y que poseí­a sus mismos poderes. Los dioses se quedaron pasmados. Desterrado, Legel seguí­a teniendo mucho poder a través de Bijou… Los dioses, asustados, intentaron eliminar a Bijou, destruyendo con gran poder casi todo el continente. La luz el viento y la oscuridad parecí­an haber dejado de existir.

Bijou no fue jamás destruido, su ser fue sólo repartido por todo el continente.
Los dioses podían respirar tranquilos. Ellos estaban seguros que Bijou no volverí­a a tener poder mientras su cuerpo se encuentre repartido por todo el continente.
Pero esta tranquilidad no duró demasiado.
Un día empezaron a retumbar las campanas sagradas de todo el continente. Más preciso, en el bosque de los elfos. Ellos celebraban el hallazgo de un pedazo del cuerpo de Bijou…

Capítulo 2: El descubrimiento de Bijou

Los elfos consideraron al Santo Bijou bendecido por los dioses. Gracias a Bijou, los bosques crecían en espacios amplios y los cereales se cultivaban rápido. La tierra de Bijou podía ser tan bella y fértil como un terreno bendecido, aunque los dioses desbarataron todo este canto divino. Aterrados, los dioses volvieron a unir sus fuerzas. Puesto que no tenían el poder total de la creación, dieron a luz a un nuevo monstruo, uniendo su sangre y las almas de las criaturas.
Estas oscuras criaturas fueron enviados a la superficie del continente y arrojaron poder oscuro para detener los poderes de Bijou, y de forma demencial comenzaron a destruir el continente, excavando desde el subsuelo y vaciando los lagos. El antaño bello continente de Isya, lleno de miel y con bosques interminables, fue destruido por la estupidez y la codicia de los dioses. El orden del continente se desestabilizó por completo, y montones de criaturas se extinguieron por ser presas de los monstruos.

Los elfos se dieron cuenta de que esos monstruos que aparecieron de pronto en el continente, destruyendo vidas y bosques, eran la reciente creación de los dioses, y decidieron que no podían quedarse mirando cómo dilapidaban el continente. ¿Por qué adorables animales fueron sacrificados por monstruos implacables sin motivo, y antiguos árboles milenarios se convirtieron en cenizas en un instante? Tuvieron que tomar una decisión.
Los elfos rompieron su norma incondicional de no ir a la guerra con otro clan y se enfrentaron a los dioses para conservar su continente. Aunque no todo salió tan fácil como habían planeado. Durante siglos, ni siquiera habían pensado en ir a una guerra claramente insignificante para ellos. Había muchos elfos que ni siquiera sabían cómo usar la magia y las armas.
Y lo que es peor, “Jenira”, el jefe de otro bosque, desobedeció a “Elderine”, el gobernante y defensor de la tribu elfa, afirmando que no participaría en la guerra. Aseguró que tanto él como sus hombres se ocultarían hasta que los monstruos se calmaran, aunque arrasaran con todo el continente.
“¡Jenira! ¿Cuánto tiempo crees que podrás ocultarte?”
“¡No seas idiota, Elderine! ¿Qué podemos hacer? ¡Cómo demonios vamos a derrotar al poderoso monstruo creado por ese dios! ¡Esto es blasfemia! ¡Basta de estupideces!”
“¡Los dioses no se dan cuenta de que sus actos son absurdos! ¡¿Y te vas a quedar sin haber nada?! ¡¿Sabes cuántos bosques queman al día?! ¡Y esos adorables animales! ¡¿No oyes los gritos de esos árboles que vivían aquí miles y miles de años antes que nosotros?!
La voz de Elderine resonó en las profundidades de los bosques. Los elfos, al borde de lágrimas de terror, se sintieron avergonzados. Hasta ahora solo habían dado pasos atrás por el miedo, aunque se suponía que debían cuidar y proteger a todas las criaturas vivas. Y fue en ese momento. Alguien gritó.
“¡No tenemos miedo!”
“¡Somos fuertes!”
“¡Los elfos no permanecerán indiferentes ante los bosques!”
“¡Los protegeremos!”
El grito de los elfos se oyó hasta en el cielo. Elderine sonrió de placer al ver el rostro avergonzado de Jenira. La batalla, como para compensar el juramento de elfos y Elderine, resultó siempre victoriosa. Los monstruos fueron superados en número, y, a diferencia de los elfos, que eran ágiles e inteligente, fueron creados solo para quitar vidas.

Sin embargo, la alegría de la victoria quedó ensombrecida por la lucha. Innumerables enfrentamientos con monstruos, una oscuridad más poderosa cada vez que la noche se acercaba, fue agotando poco a poco a los elfos. No obstante, Elderine y su ejército de elfos resistieron. Los dioses por fin encontraron una solución para poner fin a la guerra. Consistía en suscitar un conflicto interno.
Epith siempre había deseado ser el líder. – Era el objetivo perfecto para los dioses. Pagels, el dios de la codicia, tiñó su buen espíritu de avaricia. Por último, Epith cometió el terrible error de luchar contra otros elfos, matándose unos a otros. Elderine cayó en una profunda tristeza, dejó a su hermano, que se convirtió en secuaz del dios, y viajó un largo camino alejándose de los bosques elfos de la eternidad.

Capítulo 3: Viaje con el protector Bijou

¡M“¡Mis sabios y protectores elfos! ¡Recordad nuestra tristeza de este día! Debemos abandonar el hogar que pensamos que sería para siempre y encontrar un nuevo lugar. ¡No olvidéis el espíritu de nuestros pobres camaradas! ¡Recordad su noble sacrificio! Y todos los que nos han traicionado lo entenderán. Sufrirán más que nosotros. ¡Experimentarán dolor diez, cien veces más que nosotros!
¡El viaje de Elderine parece infinito! El continente fue destruido, mucho más de lo que pensaba.

“Oh, dios mío, el continente estaba repleto de árboles frondosos, ¿pero ahora…?”
“Gran Elderine, no te culpes. Tu tristeza es nuestra tristeza.”
“Mi aflicción es tal que no se puede describir. ¿Por qué los dioses repiten sus acciones absurdas?
“Son también unos debiluchos presa de su propia codicia. Aleja tu tristeza y danos esperanza, a tus seguidores y a ti.”
“Tienes razón. Nunca podría privarlos de su esperanza”.
Los seguidores de Elderine, jefes y elfos, nunca perdieron la esperanza. Y por último alcanzaron el extremo sur, el límite del continente donde estarían a salvo del alcance de los monstruos. Entonces descubrieron una nueva especie que nunca habían visto. Los llamaron “humanos”, y también venían de un lugar lejano del continente, con un espíritu bueno e inocente. Eran bastante diferentes de lo que se esperaba. Comían “carne”, y los elfos no.

También “cocinaban”, talaban árboles y construían casas. Vivían una vida difícil de entender para los elfos, ya que estos controlaban tanto la “destrucción” como la “armonía”.
¿Por qué matáis a los vivos e ingerís sus nutrientes? Podéis vivir si comer carne.”
La sabia Elderine les dio consejo. El más anciano de los humanos se adelantó y respondió.
“Los humanos no somos tan fuertes como vosotros, elfos, ni vivimos tanto como vosotros. No podemos vivir con una pequeña cantidad de fruta y agua. Somos mucho más débiles y humildes comparados con vosotros, pero nuestro modo de vida es actuar todos juntos. Alternamos carne con comida insuficiente, se compadece. No es suficiente con la comida que cosechamos, así que cultivamos semillas para obtener beneficio. Necesitamos mucha energía y vivimos la bendición de la vida durante poco tiempo. En solitario somos débiles, pero con un firme espíritu de equipo podemos ser muy fuertes.”

Aunque los humanos viven poco en comparación con los hombres, Elderine no podía evitar admirarlos. Pensó que los elfos también tendrían que vivir como humanos si su vida fuera muy corta.
No eran arrogantes ni crueles, y vivían una vida pacífica en armonía con la naturaleza.
“Creíamos que nuestra vida era la única auténtica forma de vida. Pero vuestra vida es auténtica y honesta. Yo, Elderine, la madre de los elfos, quiero vivir con los humanos en paz y armonía. En una tierra bendita, concedida por Legel”.
No eran arrogantes ni crueles, y vivían una vida pacífica en armonía con la naturaleza.
“Creíamos que nuestra vida era la única auténtica forma de vida. Pero vuestra vida es auténtica y honesta. Yo, Elderine, la madre de los elfos, quiero vivir con los humanos en paz y armonía. En una tierra bendita, concedida por Legel”.

Capítulo 4: Ciudad de Elderine

Comenzaron a matar a los árboles y a los seres vivos de nuevo. Elfos y humanos se defendieron lo mejor que pudieron, pero la mejor fortaleza se derrumbó como un castillo de arena ante un número interminable de monstruos.
Y eso no fue todo. Epith y sus hombres fueron a la batalla. Atacaron a los humanos y los elfos con un mayor poder. La línea defensiva de los humanos y los elfos estaba en situación desesperada. Muchísimas personas perdieron a sus seres queridos, hijos, y cayeron en la desesperación.
Elderine pensó que esta masacre no debería durar más. Esperaba que esta guerra finalizara si ella se sacrificaba. Con el tiempo, cuando el sol salió y los monstruos se ocultaron, Elderine fue sola a ver a Epith.

“Epith, una vez cuidaste y amaste a los seres vivos. ¿Cómo has podido convertirse en una persona tan malvada? Los robles y las limas que antes amabas, son ahora cenizas y han caído en el olvido. ¿No sabes que nunca recibirás la bendición si la tierra está bajo las sombras de los árboles?”
“Mi bella e ingenua hermana, todo es creación de los dioses. Aunque lo quemen todo hasta arrasarlo, con el poder de los dioses todo puede volver a crearse. ¡Si conseguimos destruir a todos los Bijous!”
“¡Epith! ¡Esto no es cierto! ¿Has olvidado el poder de Bijou? ¡Riega los árboles y fertiliza la tierra! ¡Y tú intentas destruir ese poder! “¡No debes de estar acostumbrado a los celos absurdos de los dioses!
“¡Ya basta!” ¡No quiero oír nada más! ¡Vete!

La magia secreta de los elfos se había contaminado con la oscuridad. Las palabras blasfemas de destrucción de Epith, provenientes de un corazón oscurecido, ya no eran las de un elfo inocente bendecido por Legel. A pesar de los desesperados llantos de Elderine, Epith la mantuvo cautiva en la oscuridad de una prisión.
“¡Epith! “¡Por favor, vuelve!”
Sus gritos resonaron para siempre en los oídos de Epith. Su querida hermana, la inteligente y sabia Elderine. Todo el mundo la seguía y la respetaba, así que ella creía que él haría lo mismo. Sin embargo, un momento de celos lo separó de Elderine. Se dejó atrapar por las fuerzas de la oscuridad, todo quedó contaminado por la oscuridad en un abrir y cerrar de ojos.
Creyó que era muy tarde para él. Ya estaba mancillado. Solo podía retorcerse de arrepentimiento en la ciénaga de la desesperación por haber encerrado a su hermana en la prisión oscura.
Fue entonces. Se produjo un destello y una luz brillante cubrió todo lo que se veía. Fue la primera luz brillante que Epith veía desde que fue mancillado por la fuerza oscura. Había dado la espalda a la bendición del sol. Aún así, no podía enfrentarse al rostro de la luz.
“¡Elderine!”

Una voz… Epith vio como un hombre brillante rescató a su hermana de la deteriorada prisión oscura.
Era un humano.
Un tipo débil llamado “humano”.
“¡No puede ser! ¿Cómo puede un humano destruir la prisión de la oscuridad? ¡Imbuido con el poder de un dios!
Un ser humano destruyó la prisión de la oscuridad construida por los dioses para cautivar a Elderine.
Este humano era fascinante. Tenía un brillo que había que uno no pudiera abrir los ojos. Su fe y su deseo eran un anhelo tan intenso de vida como no había visto nunca antes.

“¡¡No!!”
Una hoja afilada penetró la piel y resonó la voz de su adorable hermana. No sintió dolor. En vez de ello, una gran tristeza.
Elderine se había colocado delante de Epith. La espada del caballero Roumen había atravesado su pecho cuando intentaba matar a Epith.
“¡¡Sir Epith!!”
Los elfos caídos acudieron. Roumen se llevó a toda prisa a Elderine a la espalda y huyó, Epith se arrodilló en silencio, sin dar ninguna orden. Lo único que había era llorar.

Capítulo 5: La elección de Epith

Roumen regresó a la ciudad con la herida Elderine y se unió a los humanos y los elfos. Alzó su espada al cielo y juró que lucharía con toda su fe hasta dar su propia vida.
Una profunda oscuridad cubrió la tierra, y las fuerzas de la oscuridad lanzaron ataques hacia ellos. Un número incontable de monstruos acudieron a bloquear las flechas que disparaban los elfos, y derribaron los muros del castillo. Cuando todos los monstruos atacaron a la vez, no pudieron defenderse. Muchos elfos y humanos murieron. Elderine salió al campo de batalla con sus heridas.
A lo lejos pudo ver a Epith. El ojo de su hermano se volvió negro y su pelo se volvió gris. Epith miró a sus ojos y alzó su mano.

Elderine cerró los ojos. Humanos y elfos no eran rival para los elfos caídos, más de diez veces más fuertes y rápidos que los monstruos.
En ese momento, sucedió algo increíble. Los elfos caídos comenzaron a atacar a los monstruos a una velocidad increíble. Los monstruos murieron sin ofrecer resistencia ante este ataque inesperado. Los ojos temblorosos de Elderine miraban a Epith. Atacó como un loco los monstruos, como si tratara de expiar sus pecados.
El corazón de Elderine entró en calor. Comenzó a lanzar un hechizo con todo su espíritu hacia Roumen.

“¡Al ataque! ¡Seguidme!”
Roumen gritó con su valiente voz. La luz que surgió del pecho de Elderine se propagó por el cielo nocturno. Una luz de bendición llenó los corazones de elfos y humanos.
Los elfos caídos, cegados por la codicia, gritaron de alegría al ver que el espíritu volvía a sus almas. No fueron completamente profanados. Solo hipnotizados por el Dios de la codicia. Los elfos suplicaron el perdón de sus pecados y se arrodillaron ante Elderine. Elderine dijo que los perdonaría. Llevaban mucho tiempo buscando este perdón.
Elderine buscó a Epith, pronunciando su nombre creyendo que yacería en alguna parte, herido. Aún así, no pudo encontrar a Epith en ninguna parte en el sangriento campo de batalla. Ningún cadáver, ni rastro. Epith se fue porque no podía perdonar su metedura de pasta. Roumen habló amablemente con Elderine. Había estado afligida toda la noche.
“Epith no te ha abandonado para siempre. Debe haber pensado que no había forma de redimir sus pecados. Solo ha partido en un lejano viaje de redención.
Elderine podría superar su tristeza con las palabras de Roumen. Le concedió a los elfos de Epith que volvieron al mundo de la bendición un nuevo nombre “elfos oscuros”, y los aceptó como eternos compañeros.
Además, construyó una alta torre de piedras para elogiar la armonía entre humanos y elfos, elfos oscuros y también para que Epith volviera en algún momento.

Capítulo 6: El juramento de Hednis

Los jefes de cada clan intercambiaron opiniones y acordaron construir una capital fuerte con Elderine como eje principal. También declararon el Juramento de Hednis por todo el continente de Isya por la armonía eterna y el inicio de los tres clanes.
El intenso vínculo entre humanos y elfos, e incluso elfos oscuros, trajo gran progreso y abundancia al continente, y los monstruos no volvieron a poner los pies en tierra bendecida.
Sin embargo, los dioses no se quedaron quietos. Los dioses, furiosos, no enviaron más monstruos. Los dioses comenzaron a maldecir el continente y a aniquilar la alianza de Hednis para que nunca tuvieran una vida de dicha.
El sol que brillaba en el continente sobre el cielo ocultó su rastro.
Nubes profundas tiñeron el cielo y cayó granizo en el cielo de verano. Gigantes meteoritos en llamas cayeron sobre el continente, y a veces el sol brillaba todo el día sin una sola nube ni viento. A veces llegaban ventiscas que helaban los hogares y la tierra, y una inmensa ola arrasaba las aldeas.
Sin duda era una catástrofe difícil de soportar, pero el vínculo entre Elderine y la alianza no flaqueó ni lo más mínimo. Al contrario, el vínculo se hizo mucho más fuerte y soportaron las terribles calamidades.

Elderine rezaba todos los días sujetando fuertemente el fragmento de Bijou. Rezaba todos los días para que estas catástrofes no fueron más que un tormento para su brillante futuro y bendición, que guiaría a todo el pueblo.
El tiempo pasaba, día tras día, y la gente desaparecía uno a uno.
Pero ni siquiera la muerte pudo debilitar su fe. Precisamente por haber pasado por todos esos tormentos, aprendieron que podían resistir cualquier cosa siempre y cuando su voluntad y su espíritu permanecieran fuertes. Elderine le gritó a Bijou.
“¡No importa cuánto nos pongas a prueba, nunca nos rendiremos!”
¿Escuchó Bijou su intenso deseo?
Bijou nunca había atendido a sus plegarias, pero esta vez empezó a brillar. La luz de Bijou emitió una gran columna de luz hacia el cielo. Todos los fragmentos de Bijou del continente comenzaron emitir una columna de luz hacia el cielo.
Dulces gotas de lluvia comenzaron a caer sobre la tierra seca, y una a una las semillas de la vida comenzaron a crecer.
Todo se regeneraba y volvía a su bella forma original. Los pilares de luz convirtieron el continente de “Isya” de nuevo en un lugar brillante y maravilloso.
Posteriormente, la gente alababa la bendición de Legel y llamó a ese día la “Purificación de la luz”.

Capítulo 7: Un breve momento de paz

Después de la Purificación de la luz, Isya recuperó su aspecto original y conservó la paz. Nacieron muchos seres vivos, árboles verdes y canciones que hicieron de la tierra un lugar mucho más frondoso.
Los dioses perdieron la razón por el miedo y la furia. No tuvieron más elección que inclinar la rodilla ante la infinita vitalidad de Legel. Aunque sin cuerpo y alma, los poderes de Legel eran grandiosos. Alianza entre humanos, elfos y elfos oscuros avanzaba y se propagaba por muchas civilizaciones por todo el continente, conservando la calma y la paz.
Finalmente, Elderine y Roumen fallecieron y muchos héroes y heroínas humanos, elfos y de los elfos oscuros también lo hicieron, dejando sus deseos y sus sueños atrás en el continente.

Su legado se llamó “sueño” y “unión”, y la fe fue un regalo para todos los descendientes que vivieron en el continente de Isya, guiándolos sabiamente para crecer más fuertes y más sabios.
Así continuó la situación durante meses, hasta que la pacífica historia se volvió cíclica. Poco a poco, humanos y elfos olvidaron la bendición y la purificación de Bijou. Los dioses encontraron la paz, pero el dios de la muerte y la destrucción, “Markis”, no lo hizo.
No encontró la paz ni en la muerte y la destrucción, y convenció a Pagels, dios de la codicia, Nik, dios de la oscuridad y a Apoline, dios del deseo y la desesperación, para convertir el mundo en un caos total.

Los dioses de la vida intentaron tenerlos, pero fueron expulsados de la tierra por la fuerza oscura de los demás dioses, que robaron su corazón y su fuerza.
Los dioses expulsados de la tierra lamentaron su estupidez y se desperdigaron por todo el continente de Isya.
Nature, dios de los árboles y la naturaleza, o por los bosques se convirtió en un rosal salvaje; Cypian, dios de los animales y de los animales pequeños, lloraba con los animales de los bosques todos los días. Enid, el dios de la guerra, partió en un largo viaje en busca de la redención. Y Teva, la diosa de la esperanza, fue salvada por la alianza Hednis, y prometió protegerlos y bendecirlos.

Capítulo 8: La última guerra

Los dioses de la oscuridad han jurado eliminar la alianza por atentar contra su orgullo, con el objetivo final de llevar el caos total y la oscuridad al mundo. Por este maligno plan, los dioses han descendido a la tierra, han dividido el continente a la mitad y han cubierto las montañas y los campos con lava, arrasando las aldeas con una inmensa ola.
El continente de división no tiene ninguna esperanza a la que aferrarse, nada en lo que confiar. Muchos elfos y humanos huyeron despavoridos o acabaron muertos.
La mitad del continente de Isya fue devastado, y cada vez había menos seres vivos. Los dioses se dieron cuenta de que no era suficiente destruir por completo el continente e invocaron a los no muertos, fuerzas oscuras del reino de los muertos. Con este ejército de no muertos, avanzaron por el territorio de la alianza a gran velocidad.

Los dioses de la oscuridad y la alianza Hednis lucharon de nuevo en los campos de la sombra. La mayoría de guerreros perdieron su vida en esta batalla.
Sin embargo, Teva (diosa de la esperanza) los protegió. Los guerreros supervivientes consiguieron ponerse a salvo y evacuaron a sus mujeres e hijos, para dirigirse hacia el norte.
Aquí se encontraron con Enid, el dios de la guerra.
Enid le dio a los guerreros supervivientes su vitalidad y tres fragmentos de Bijou y se enfrentó a los dioses solo. Teva y los guerreros Hednis lo siguieron para luchar contra los dioses de la oscuridad, y así entregar su vida por la victoria hasta su último aliento. Su fe y su nobleza cumplirán el deseo de Bijou, y por fin los dioses de la oscuridad perdieron toda su fuerza y desaparecieron en lo más profundo del territorio.

Los guerreros restantes se prepararon para su valiente muerte hasta su último aliento.
Teva también se preparó para su final, siguiendo a Enid, dios de la guerra, que desapareció sin dejar rastro. Sin embargo, Bijou no los ha abandonado por completo. Teva consiguió abrir de nuevo los ojos por la luz sagrada de Bijou, y pudo salvar de la muerte a los guerreros y a su pueblo.
Teva había consumido toda su fuerza. Le envió un mensaje final a los guerreros sobre el poder que habían olvidado y que debían proteger.

“Puede que los dioses de la oscuridad hayan desaparecido, pero es probable que vuelvan cuando olvidéis el poder y la voluntad de Bijou, para destruir por completo el mundo. La única forma de detenerlos es encontrar todos los fragmentos de Bijou.”
Con este mensaje, Teva cayó en un profundo sueño sin saber si volvería a despertar.
Los guerreros Hednis se dieron cuenta de que la única forma de salvar a los humanos y a los elfos era recuperar los fragmentos olvidados de Bijou y reconstruir las torres de Bijou y Elderine, Roumen, Epith en el continente destruido para alabar su espíritu. Crearon la alianza Hednis, que consistía en aventureros que partieron en un largo y duro viaje para encontrar los fragmentos rotos de Bijou por todo el continente para salvar Isya.